lunes, 16 de mayo de 2011

Pensando en código suicida.


   Los pensamientos suicidas fluyen en mi cabeza de manera tan constante y automática como el acto de respirar. Me visualizo haciéndolo de diferentes maneras, y ya no me produce lágrimas… Y digo ya porque hace unos meses, cuando todo empezó, si que lo hacía de manera bastante considerable. Siempre que hago algo o veo a alguien me digo internamente que esa podría ser la última vez, porque si me da una “crisis” no se como reaccionaré a estas alturas. Aunque una cosa es pensarlo y otra tener el valor de hacerlo (si es que lo que falta de valor no lo pone la desesperación propia de un momento delicado).
   Para mi es sumamente difícil hacer frente a este tipo de situaciones porque soy completamente incapaz de poner un stop. Y mucho menos de hacer lo que l@s profesionales me dicen acerca de dejar esos pensamientos para una franja horaria (es una “técnica” que me han planteado y consiste en reprimir los pensamientos negativos para dirigirlos y pensar sobre ello solo en un momento concreto del día).
   Estar activo es otra posible solución… Pero a muy corto plazo, o eso es lo que puedo decir a partir de mi corta experiencia. Como ya dije en otra entrada de estas, me gusta correr y coger la bicicleta, pero honestamente ya hay que superar dos cosas antes de ello. Primero, la desgana e inapetencia previa. Y segundo, todos los pensamiento que incluso agotado continúan en muchas ocasiones limitando por completo el placer que puede suponer hacer tal o cual cosa. A pesar de todo, la monotonía a la que el propio estilo de vida “moderno” nos hace llegar, tal como le pasa por ejemplo a muchas de las personas cercanas a mi, más los añadidos propios de un estado de depresión, es mucho peor que hacer algo “diferente" o al menos intentar hacer algo (que no siempre, pero por momentos y ratos si que ayuda a airear la mente).
   En definitiva, y no creo que sea nada nuevo para alguien deprimido, no veo luz al final del túnel. Poco a poco la depresión me está arrastrando a algo que solo se caracteriza por elementos negativos (y que no sabría definir ni catalogar con una palabra concreta), y esto junto a perspectivas de mi mismo no muy positivas, o como mínimo completamente difusas dado que no me podría definirme de ninguna manera., logran hacer un coctel un tanto extraño y espectacular. También habría que añadir más cosas, pero en fin… La idea supongo que esta clara ya.

P.D.: Si alguien disfruta leyendo cómics, o tiene pocos prejuicios sobre él o una visión más amplia de ellos (más amplia me refiero que no considere que todos son tipo “Mortadelo y Filemón” o alucinadas sobre guerreros “híperespaciales” y demás), les recomiendo “Pollo con ciruelas”. Es un comic de Marjane Satrapi, archiconocida por otra de sus obras que se titula “Persépolis”, donde retrata su vida y se ve bien reflejada la revolución iraní de 1979 con la que cae el Sha, el fracaso que supuso dicha revolución en función de lo que se esperaba de ella… Y el que recomiendo ahora, “Pollo con ciruelas”, trata de un hombre que a partir de una serie de cosas decide dejarse morir. Y no cuento más por si alguien que haya aguantado a leer hasta aquí decide leerlo…

sábado, 14 de mayo de 2011

Cosas de psicólog@s… O como mínimo de mi psicóloga.


   No me meteré con la psicología convencional, aunque podría, debido a la deriva absolutamente “conservadora” (entiéndanlo de manera laxa ya que no me apetece ponerme meticuloso en las definiciones) que puede tener si se llevaran a cabo proyectos con serios rejos de dicha psicología. Y que conste que en este caso me refiero a la psicología que se enseña, al menos, en la universidad a la que voy yo, que es eso… Convencional y no crítica. Que tienen tanto en común como la economía ortodoxa (capitalista…) y la economía ecológica, mucho más interdisciplinar esta última (entre otras muchísimas cosas más).
   Pero en fin, que decía que esta vez ese no es el tema. Ahora simplemente me apetece hacer un esbozo de mis sesiones con la psicóloga a la que voy. A decir verdad me costó una barbaridad abrirme y contarle mi situación, que dicho sea de paso, me supone encontrarme con algo totalmente nuevo. Pero en fin, que las sesiones no son nada caras para lo que hay por ahí y me las puedo permitir.
   En fin, al grano… Hay varias cosas que me hacen muchísima gracia de ella. Primero, que se le nota muchísimo los silencios que hace en momentos concretos para que continúe hablando, los argumentos que suelo desmontar de manera más o menos contundente (otra cosa no, pero convencido de lo que pienso estoy)… ¿Realmente ayuda? ¿O voy para sentir que hago algo por mejorar y gastarme algo de dinerillo? Si alguien lee esto, que quede claro que considero que es fundamental ir si se está mal. Y lo digo, porque aunque no comprenda del todo, ya que como mucho llega a entender algo, si sirve como desfogue, y ante todo, me tiene “controladillo”.
   No quiero profundizar demasiado con nada aún, ya que esto es nuevo y no sé si gusta o sirva para algo. Pero curiosidades tengo bastantes. Por ejemplo, ella el primer día que dijo que siempre le decía algo a la gente… Y me soltó una metáfora de un hombre y un burro que se cae a un pozo. La cosa es larga y no la cuento que tampoco quiero volver loc@ a nadie. Pero en fin, lo curioso es que tras la cita concluyó que no valía la metáfora… Y era cierto, incluso lo llegamos a visualizar así con mi propio ejemplo… Esta psicóloga tiene unas cosas… Pero ya me conoce y contarle y abrirme, es decir, empezar de cero con otra sí que no.

P.D.: Lo del diván no es del todo un mito… Cosa que pensaba yo que se dejaba solo para las películas. Pero bueno, que en mi caso no se usa.
   AAAH! Y otra cosa importante. ¿Esto solo me pasa a mí o es algo más generalizado? Me refiero a cuando dicen todo lo relacionado con el hacer cosas o no hacer… Mí psicóloga tiene unos esquemas mentales concretos, los cuáles son diferentes a los míos, y muchas veces ni en la solución coincidimos (sobre todo en las implicaciones que le veo que tiene hacer unas cosas o no otras, hacer lo que se considera más “normal” o “correcto”).

Sensaciones en un día estándar.


   Al sonar el despertador cada mañana me pregunto para qué levantarse, y a continuación me paso un par de horas dando vueltas y hundiéndome un poco más en la depresión (lo cual me lo puedo permitir dado que solo tengo universidad por las tardes y ahora no hago nada más). Seguramente la psicóloga me dirá que tengo que evitar eso… Obvio le digo yo, como siempre. Me levanto tras las dos horas (es la media que calculo ahora mentalmente que tardo en levantarme), y  a la noche me acuesto sin sentir que haya pasado nada interesante.
   No siempre es así, ya que por ejemplo hasta hace poco estaba haciendo un proyecto de investigación y requería tiempo y reuniones. Pero eso lo veo como un problema también, o al menos en parte, ya que dependo al 100% del resto (que a su vez, por regla general, está metido en su mundo particular) para poder hacer más pasable el día, o como mínimo tener la oportunidad de engañarme.
   Adoro correr por senderos y morir sobre la bicicleta subiendo por el monte que tengo relativamente cerca, pero ya ni eso ayuda. Otra cosa que era parte de mí, lo que denomino “pajas mentales” (cosas sobre las cuáles pienso, leo, discuto siempre que puedo…) están en busca y captura. Es decir, dos de las cosas más importantes han perdido protagonismo, y por mucho que intento desarrollarlas ya no disfruto con ellas.
   En conclusión, mis días en este estado, se limitan a dejar pasar las horas… Hoy sin ir más lejos. Subí  parte de ese monte que dije que está relativamente cerca de casa, y de resto no he logrado sino empezar este blog, porque se me ocurrió por un casual. Y lo empecé por decir algo, ya que se trata de uno de los mayores bodrios que se puedan echar a la cara. Pero en fin, al menos me paro a escribir algo. Lástima que no existe una guía práctica de los pasos a seguir para salir de esto.

Las incoherencias internas.


   Desde mi punto de vista lo normal es, al menos en parte, no ser del todo consecuente con lo que pensamos. Y lo considero así por muchos factores que no empezaré a enumerar. En cambio, y aunque parezca algo de poca importancia, existen incoherencias que pueden tener unas consecuencias sumamente grabes (y más si no sabes cómo entenderlas). Por mi parte, no se entenderlas…  Es obvio, y salta a la vista, que estar en una situación depresiva no ayuda a tener las ideas claras, pero en mi caso no tengo claro ni cómo soy.
   Mi situación es fruto de una relación que mantuve con una persona que estaba, y muy a mi pesar está, pasando por una fuerte depresión. A raíz de eso, me di cuenta de la tremenda incapacidad que he desarrollado para demostrar determinados sentimientos, y el nivel de engaño al que nos podemos someter con tal de no enfrentarnos al problema de frente. Posiblemente para la mayoría, las cosas a las que me refiero como incoherencias, son simples acciones que se dan en un contexto especialmente difícil o algo a lo que no hay que darle demasiada importancia. En cambio, a mi modo de ver, es en esas situaciones en las que verdaderamente una persona se muestra como realmente es. En mi caso particular, y fruto de la cambiante situación y trato que me daba la persona en cuestión (debido pienso ahora y con mayor perspectiva, a la depresión) me comporté de una manera de la que me avergüenzo por completo. Soy una persona que necesita espacio y habla del espacio como algo fundamental que respetar, y en cambio violé constantemente el espacio de alguien. Soy defensor del debate y de abordar los problemas, del tipo que sean (desde un conflicto con el vecino hasta cómo enfocar un proyecto de participación ciudadana), e impuse una única solución a una situación… Nuca fue con una mala intención, ni nada racional que mascullaba en solitario, fue simple adaptación a una situación. Y las consecuencias fueron que provoqué daño y no logré ayudar en nada a la superación de la depresión.
   Para mí esto es tan importante o más, que el acto de reciclar, consumir menos o utilizar medios de transportes como la bicicleta. Yo tengo un importante interés por la economía ecológica, la cual es completamente crítica con la convencional, y estás cosas tienen importancia. En cambio, las acciones del día a día y del trato son igual de importantes ya que actuamos en unas situaciones concretas en función de una educación recibida. Y cambiar elementos como el individualismo es tan importante como consumir menos. Está claro que una cosa no se puede desligar de la otra, pero está situación que platee muy resumidamente al principio, muestra justamente eso, que sí la separo a efectos prácticos.
   Les podrá parecer una tontería, pero es una de los elementos que han desembocado, junto a unos otros que poco a poco iré nombrando, que han desembocado en una profunda depresión. Es evidente que cada persona le da una importancia a algo en función de sus vivencias… Y para mí esto es central y rompe todo mi equilibrio. Y lo rompe, porque si dejo de lado los sentimientos negativos que me produce saber que actúe así, y me centro en la verdadera naturaleza del problema, la situación empeora aún más en la medida en que me doy cuenta de que a raíz de problemas “posmodernos” (y pongo posmoderno entre comillas dado que dudo que algún día hayamos sido modernos, siempre y cuando el concepto de moderno se ligue a una supuesta objetividad conseguida…) puedo llegar a estar así. Esto es, me he dejado llegar tanto por el día a día y la cotidianidad y superficialidad, de lo que creo que está llena mi vida y las de las personas que me rodean, que no me he dado cuenta de nada y he producido daño a alguien a quién aprecio.
   En fin, lo voy dejando, porque soy de enrollarse mucho, y bueno y claro lo dudo muchísimo, pero como mínimo que quede todo corto. Solo decir que existen más incoherencias, y cada cual las puede definir de una manera concreta… Y como ya dije arriba, a mí me ha llevado a escribir aquí y a no soportar el día a día, del cual parece que a la hora de la verdad no puedo escapar.            

Las razones y el fin de este blog.


   El principal objetivo  por el que decidí crear este blog, aparte del nivel de enajenación al que estoy llegando (dado que entre mi analfabetismo informático y mi poco amor a la tecnología, jamás suelo tratar hasta este grado con los ordenadores y demás tecnologías “avanzadas” en general, y en este caso lo hago), es simplemente exponer algunos de mis pensamientos y vivencias a lo largo de lo que creo que está llegando a ser el final para mí. Pero por otro lado, también espero que si alguien lee lo que sucesivamente iré colgando (cuyo contenido aún no tengo del todo definido ni mentalmente), se aventure a comentar para que entre tod@s l@s enajenad@s (enajenad@s o no…) podamos plantear y soltar parte del lastre que tenemos encima. Y digo eso, ya que supongo, quizás mal, que si llegaron a entrar en este blog es porque tendrán algo encima de lo que les gustaría librarse. De esta manera podremos, yo y ustedes, visualizar diferentes formas de llevar un estado depresivo.
   Y así introduzco el blog, lo cual no es una manera demasiado brillante por otro lado. Pero en fin, está bien tener un bosquejo aunque sea con brocha gorda, para que nadie piense que aquí se colgarán discursos y textos perfectamente redactados con información acerca de la depresión o el suicidio bajo el amparo y legitimidad que le proporcionaría la psicología más ortodoxa (o crítica, me es indiferente). En definitiva, se trata simplemente de exponer experiencias personales.
   Espero que les guste (si es que este tema puede gustar) y les ayude en algo todo lo que se irá desarrollando en este blog.
   Sean felices… O al menos inténtenlo.